Según la ciencia cada vez que una persona consume cualquier tipo de drogas (marihuana, cocaína, etc.) y tiene relaciones sexuales, ve pornografía, juega video juegos, se va de compras o tiene una buena comida con amigos, esto le genera placer.
El placer está regulado en el cerebro por varias hormonas, pero principalmente por una: la dopamina.

La dopamina es un neurotransmisor, es decir, una sustancia química que transmite señales en el cerebro y en otras áreas del cuerpo. Es uno de los neurotransmisores más importantes y desempeña un papel fundamental en varias funciones cerebrales y corporales, incluyendo el control del movimiento, el estado de ánimo, la motivación y la recompensa.

Los desequilibrios en los niveles de dopamina pueden tener consecuencias negativas en la salud mental y física. Por ejemplo, niveles bajos de dopamina pueden estar relacionados con la depresión, la fatiga y la falta de motivación, mientras que niveles excesivamente altos pueden contribuir a problemas como la adicción y la esquizofrenia.

¿Qué es la adicción?

La OMS la define como un trastorno de salud mental caracterizado por la necesidad compulsiva de consumir una sustancia (puede ser alcohol, drogas, tabaco) o de realizar una actividad (juego, sexo, trabajo) a pesar de los problemas asociados a dicho consumo.
De acuerdo al tipo de adicción, hay diferentes tipos de consecuencias, físicas (muchas de ellas pueden llevar a la muerte) y sociales (en su relación con su entorno más cercano familia, amigos trabajo, vecinos).

Un adicto no solo se daña a sí mismo, sino también a los que lo rodean.
Según los especialistas médicos la raíz de las adicciones se asocia a traumas que la persona ha sufrido, en su mayoría morales (todo tipo de abusos, separaciones, marginalidad, etc.)

Desde la cosmovisión cristiana creemos que la raíz por la cual una persona llega a las adicciones se debe a una mirada distorsionada de la realidad.
Cuando hablamos de realidad nos referimos a:
¿ Cuál es el propósito de la existencia?
¿ Cuál es el origen de todas las cosas?
¿Existe Dios?
¿Cuál es la causa del mal moral?
¿Cuál es la causa del dolor?
¿Por qué atravesamos la muerte?
¿Cuál es nuestro destino?
¿Qué esperanza tengo?
¿Qué es la felicidad?

Lo que queremos compartirte es que fuimos creados y existimos por un propósito.
No somos solo un cuerpo físico. Tenemos un alma, un espíritu.
Dios el Creador del universo, de todo lo que existe tanto material como espiritual. Un Dios en tres personas santo, puro, justo, amoroso, todopoderoso, infinito y autosuficiente creó al ser humano a su imagen y semejanza dándole conciencia, voluntad, emociones y eternidad para tener una relación de comunión con Él. Para que pudiéramos conocerlo, adorarlo, amarlo y reflejarlo.
El ser humano fue creado para ser completamente satisfecho en Dios.
Él es la vida, de Él emana todo lo bueno, la felicidad, la paz.

El Ser humano fue hecho para ser amado y amar a Dios.
¿No es esto lo que realmente queremos? Ser amados y experimentar ese amor.
Esto sucedió en un principio con nuestros padres: Adan y Eva.
Ellos podían ver y disfrutar a Dios. Ellos estaban completamente llenos de paz, gozo y felicidad porque vivían constantemente en la presencia de Dios. No se enfermaban, no había dolor, no había muerte.

¿Por qué entonces no vemos ahora eso que sucedió en un principio? ¿Qué sucedió?
Según las escrituras Dios le dio un mandato al hombre: podía elegir entre miles de árboles, pero solo no debía comer de un fruto. Con la advertencia de que si lo hacía, moriría, no solo físicamente si no también espiritualmente.
¿Por qué?
Porque Dios es digno de ser obedecido y honrado. Él es la autoridad y cada mandato de Dios es justo, bueno, amoroso.

• Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. (Juan 6:63)
• Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. (Génesis 1:3)
• Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. (Génesis 1:31)
  Todo lo que dice Dios es bueno e ir en contra de Dios es rebelión, maldad.

Nuestros padres no obedecieron, no confiaron y comieron de ese fruto. Determinando por ellos mismos lo que es bueno y malo. No amaron a Dios. Y la palabra de Dios se cumplió, el hombre murió. Y como consecuencia de esto, Dios se apartó del hombre, ya que Él no puede habitar en el mal.
Es por eso que el hombre no está completo y está insatisfecho.
Está condenado y es culpable. Como hijos de Adán, arrastramos las consecuencias del pecado. Cada hijo de Adán nace incompleto, maldito, con una inclinación hacia la rebeldía. Rebeldía a la ley de Dios, la cual está escrita en nuestra alma.

¿Lo podés ver en vos y en la sociedad? Sabemos lo que es lo bueno pero hacemos lo contrario.
El problema está en nuestro interior, nuestra alma.

Con todo esto que te comentamos, ¿podes ver cuál es la raíz de la adicción?
EL problema no solo está en vos, sino que viene de mucho tiempo atrás.
Cada ser humano carga con la culpa de su rebeldía (PECADO).

Pero hay una BUENA NOTICIA… ¡Hay ESPERANZA!

Nosotros somos testigos de esta buena noticia, que nos ha librado de la esclavitud y ahora estamos verdaderamente satisfechos.
Dios no nos dejó solos, no estás solo.
Debido a nuestra rebeldía merecemos estar separados eternamente de Dios. Por nuestra rebeldía dañamos a otros con palabras, actos y pensamientos. Pero al quien verdaderamente ofendemos es a Dios.

Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
Salmos 51:4-5

Debido a esto también merecemos ser castigados, porque Dios es Justo y no puede dejar pasar por alto la injusticia.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo”. Efesios 2:4-5

“el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 2:6-9

Jesús, el hijo de Dios, vivió una vida en perfecta obediencia, amando a Dios el Padre, amando a su prójimo. Él se entregó a morir por nuestro pecado. En la Cruz recibió el castigo por nuestra culpa. Dios el Padre derramó su ira sobre su Hijo en lugar de derramarla sobre nosotros. Él fue sepultado y al tercer día resucitó. Y ahora, por medio de Jesucristo, podemos reconciliarnos con Dios y volver a estar unidos a Él como en el principio.

JESÚS dijo :

– y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Juan 8:32

– Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: «De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva».
Juan 7:37-38

– Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.
Juan 14:6

JESÚS es el único camino para que seas libre de la culpa, de las adicciones. La reconciliación se produce cuando nos arrepentimos y creemos en lo que Él hizo a nuestro favor, lo recibimos como nuestro Señor y Salvador y estamos dispuestos a confiar en Él y obedecerlo hasta la muerte.
JESÚS nos ha dejado la Biblia, el libro donde podemos conocerlo a Él y su voluntad para nosotros. También nos ha prometido darnos el Espíritu Santo, quien transforma nuestros corazones cuando nos reconciliamos.
Y ha dejado a sus discípulos, los reconciliados con Dios, que forman la iglesia.
Te invitamos, como testigos en primera persona, a que seas parte de esta realidad.
Queremos que experimentes esta libertad como nosotros la hemos experimentado. Queremos que conozcas el amor de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.
Jesús dijo:

36 Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.
Juan 8:36

Libres del pecado, de las adiciones, libres del engaño, vivos y llenos en Dios.