¿Cansado de no llegar a fin de mes?
¿Hastiado de la rutina de trabajar, comprar y pagar deudas?

La Biblia nos dice en Isaías: “¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no sacia?”

Quizás deseás el último modelo de celular, las zapatillas de marca de moda o el videojuego más reciente, y te esforzás por obtenerlos. Sin embargo, según la palabra de Dios, la satisfacción y el gozo no se encuentran en lo material, sino en lo espiritual. Fuiste creado con un propósito mayor: con el propósito de amar a Dios y amar a los hombres.

Dios nos promete que, si buscamos el reino de Dios y su justicia, Él se encargará de proveernos de lo necesario para vivir. Así, podemos trabajar arduamente y confiar en el porvenir, enfocados en lo importante: amar y servir; ¡no necesitamos nada más!
Pero para poder hacer esto, primero tenemos que reconciliarnos con Dios. Nos hicimos enemigos de Dios cuando decidimos buscar el sentido de la vida acumulando riquezas y satisfaciendo nuestros propios deseos. El problema radica en nuestro corazón. “El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso”. Este es el veredicto de Dios acerca de nuestro corazón.
¡Para eso vino Jesús! Él vivió, murió y resucitó para rescatarnos a nosotros, que estábamos perdidos en la vanidad.

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