Mate y charlas de avivamiento

con Nicolás Serrano y Moisés Annacondia

Ep 5 – Convirtiéndonos en NUEVAS CRIATURAS

Moisés: ¡Qué alegría Nico de haber llegado al quinto programa!

Nico: ¡Oh wow!

Moisés: y estar juntos alrededor de las escrituras.

Nico: Cuanto ya hemos aprendido pero todavía hay mucho por seguir profundizando. Hoy vamos a preguntarnos entonces cuando la palabra de Dios llega con poder y alguien la recibe, ¡qué es lo que sucede?

Moisés: Qué interesante Nico, es poder charlar entonces acerca del nuevo nacimiento. Creo que es la expectativa de todo predicador, de toda iglesia. Anhelamos ver el obrar y el accionar del Espíritu Santo a través de la verdad, que es predicada, dando como resultado nuevos nacidos.

Nico: Y esto significa que cuando alguien llega a ser cristiano ha hecho mucho más que reformarse moralmente, tomar una decisión para seguir a Jesús, hacer algún tipo de oración, el Espíritu Santo ha cambiado su naturaleza, lo ha regenerado, una palabra clave que vamos a aprender hoy que significa nuevo génesis, ocurre un nuevo comienzo literalmente, no poéticamente.

Moisés: Qué desafiante Nico es aprender esto también. desde nuestra propia perspectiva porque ya muchos de nosotros tendremos que evaluar cuál es nuestro estado en relación al nuevo nacimiento, ¿somos nacidos de nuevo?, ¿nos podemos llamar realmente cristianos? creo que el aprender todas estas cosas en relación al avivamiento también nos llevan a hacer un autoexamen bien profundo.

Nico: Totalmente Moi, este es un tema en el que hay fuego es un tema que levanta muchas luces en muchos atrae muchas lecciones y que nos llama a una prueba profunda, profunda reflexión, así que este va a ser un programa que espero que traiga un antes y un después.

Moisés: Qué bueno Nico, con mucho ánimo los animamos a ser parte de él.

 

Bienvenidos al podcast de Familia de la Gracia. Nicolás Serrano y Moisés Annacondia comparten con nosotros mate y charlas de avivamiento. Acompañanos y reflexionemos juntos a la luz de la Palabra de Dios.

 

Nico: La semana pasada hablamos acerca de que Dios actúa hablando. Eso fue la máxima bíblica principal. Dios actúa hablando. Él manifiesta su poder a través de sus palabras. Él lo hizo así en la creación. Creó todo el cosmos por el poder de su palabra, pero Él también crea la vida espiritual, no sólo la vida material, por el poder de su palabra. Entonces comprobamos bíblicamente que el medio exclusivo por el cual Dios salva al pecador y edifica el creyente es por medio de su palabra proclamada y aplicada.

Moisés: Qué responsabilidad nos toca, ¿no, Nico?. Porque concluíamos que entonces no depende de nosotros bajo ningún punto de vista. Nuestra responsabilidad es predicar la palabra del Señor lo más fielmente posible y sólo decíamos la gracia del Señor puede dar vida a esos huesos secos. Somos simplemente el profeta que somos llamados a anunciar su verdad, no la nuestra. Y ahí el Señor obra y opera maravillosamente.

Nico: Exactamente, somos como Ezequiel en Ezequiel 37, como bien recordabas recién, Moi, como hombres predicando en un cementerio; nosotros no podemos levantar a los muertos, no podemos añadir a nuestra estatura un codo, dijo Jesús. No podemos cambiar el color de nuestros cabellos, no podemos cambiarnos a nosotros mismos, no podemos crear una mosca. ¿Cómo podríamos crear vida espiritual? Nosotros no tenemos esa potestad; Dios lo hace y lo hace por su palabra.Me gustaría, Moi, creo para profundizar bastante y necesitaríamos decenas de programas para ir hasta las últimas consecuencias, pero me gustaría que hoy enfaticemos más este asunto, que si nos equivocamos en este diagnóstico, toda nuestra estrategia respecto a cómo cumplir con la gran comisión va a estar mal, es decir, si no partimos de la premisa de que el hombre está muerto en sus delitos y pecados y que lo que necesita es una resurrección espiritual; él necesita nacer de nuevo en el espíritu. Si no entendemos eso y no entendemos que el medio exclusivo por el que Dios hace esta operación es por medio de su palabra predicada, es que todo va a estar mal. Si yo no creo esto y, por el contrario, creo que el hombre puede, por sí mismo, aparte del poder de Dios, responder a Dios y obedecerlo y que es cuestión de darle la información correcta o de motivarlo suficiente, es que vamos a montar una Iglesia diferente, vamos a llevar a cabo la gran comisión de una manera totalmente distinta, a lo que deberíamos hacer.

Moisés: Pienso que se vería, Nico, como una mera religión moralista, donde la gente se va auto-transformando según algunos principios, según la información que va recibiendo, en lo que puede, por supuesto, porque nadie puede realmente nacer de nuevo, simplemente porque lo desea; eso es una obra del Señor. Entonces, si no tenemos el evangelio fielmente, concluimos entonces que quizá podemos tener dentro de nuestras iglesias un montón de personas esforzándose por vivir como cristianos sin haber nacido de nuevo. O sea, lo que en la antigüedad se llamaba comúnmente un falso converso, que por ahí esas palabras eran un poquito difíciles, no queremos ni nombrarla, pero creo que es como se vería realmente si no hay nuevo nacimiento.

Nico: Bueno, es que eso es lo que pasó en los días de Jesús. Es asombroso ver que la gran mayoría de las parábolas de Jesús, estamos hablando de más del 90%, fueron dirigidas a falsos conversos. Jesús vino a predicar al pueblo israelita, un pueblo religioso. Sin embargo, Jesús les dijo claramente que la mayoría de ellos no eran salvos y los mandó a arrepentirse para no perecer. Y en Juan capítulo 3, Jesús se encuentra con Nicodemo. Nicodemo era maestro de maestros, él era uno de los gobernantes de Israel, de mucho prestigio; era el teólogo de Israel, era un erudito, él tenía discípulos que a la vez discipulaban al pueblo. Nicodemo no era cualquiera y en Juan 3:7 , le dice: “Les es necesario nacer de nuevo, Nicodemo, vos no sos salvo”, le dijo, le dio un golpe en el estómago, y lo dejó sin aire, “tenés que nacer de nuevo”. Nicodemo ni siquiera entendía lo que le estaba diciendo: “¿Puede un hombre nacer de nuevo siendo ya viejo?” Y lo mismo pasa en el día de hoy y lo mismo ha pasado una y otra vez en la Iglesia, y por eso que se necesitan programas que hablen de avivamiento y de una necesidad de reforma.

Moisés: Wow, Nico, pero sabes que, perdóname, me pienso en el hecho de que la religión, el hecho de autoconvencernos sin la evidencia bíblica, sin el conocimiento, nos lleva a una vida de mayor dureza a medida que los años pasan, porque quizá cuando somos confrontados con la verdad, ya es tan grande nuestro orgullo, nuestra propia autojusticia, nuestro autoconvencimiento por diferentes cuestiones ocurridas, ninguna de ellas o no profundizadas, basadas en las escrituras, nos endurece y nos aleja cada vez más de la verdad. Porque pienso en Nicodemo, él conocía las escrituras, no le habían sido reveladas; por eso, claro que tenemos que conocer, es el primer paso. Si yo no leo, el Espíritu Santo es muy difícil que me revele lo que anda por ahí, pero a medida que yo me interno y el Espíritu Santo me revela las escrituras, o escucho, soy expuesto al Evangelio y el Espíritu Santo abre mis ojos, operando en esa gracia que hablábamos en el programa pasado. Recién ahí ocurre el nuevo nacimiento, pero pienso en tanta gente que ya después de tantos años, hoy escuchar lo que es el nuevo nacimiento puede ser realmente un desafío muy grande.

Nico: Sí, porque el nuevo nacimiento nos muestra que la salvación es de Dios. Claro, nosotros tenemos que arrepentirnos y creer, y la gracia de Dios, como venimos hablando, viene en nosotros para capacitarnos para que podamos así hacerlo, para que podamos convertirnos. Pero nosotros somos absolutamente dependientes de esa gracia, y cuando nos damos cuenta de que la salvación no está en mi esfera, sino en la esfera de Dios, cuando es algo que está en las manos de Dios y no en mis manos, cuando es una obra soberana de Dios en el sentido de que yo no puedo obligar a Dios a regenerarme. No quiero usar palabras que no se puedan entender. La palabra ‘regeneración’ se encuentra en Tito capítulo 3 “Él nos salvó por el lavamiento de la regeneración”, es lo mismo que el nuevo nacimiento, regeneración en griego significa palingenesia, nuevo génesis, nuevo nacimiento, nuevo comienzo, es lo mismo. Nosotros pensamos que Dios puede ser como un cajero automático. Yo voy, hago una simple oración y entonces Él me da cambio y la salvación. Y cuando nos damos cuenta de que nosotros estamos cayendo por el precipicio y no tenemos de dónde agarrarnos, no hay nada que nosotros podamos hacer, somos como Pedro en el agua, cuando Pedro se hunde y él no tenía forma de salvarse, él tuvo que clamar: ‘Señor, Señor, sálvame’ y simplemente tirar sus manos; él no podía hacer nada contra las olas del mar. Es lo mismo cuando hablamos del nuevo nacimiento, estamos destruyendo a veces esperanzas vanas de la falsa conversión, pero abriendo esperanzas de que es posible, Él te quiere y te puede salvar, pero para eso hay que venir con manos vacías y decir: ‘Señor, yo no puedo cambiar, yo no puedo ser nuevo’.

Moisés: Nico, creo que esto nos lleva a recapacitar en la salvación de cada uno de nosotros, los que están escuchando. El hecho de decir ‘nací de nuevo’ o simplemente llegué a una iglesia o alguien me habló, dije: ‘sí, Jesús venía a mi vida’. Vos sabés que yo pienso en, y te lo hablo por experiencia propia, no estoy contando un cuento, “entregale tu vida a Jesús, repetir esta oración y sos salvo”, y sacamos de la esfera de Dios la salvación, el nuevo nacimiento, para entregarlo a la esfera humana.

Decir ‘vos le entregaste tu vida a Jesús, Jesús nunca jamás, una vez que vos le entregaste tu vida, él te va a rechazar’, y automáticamente le damos por hecho que le damos a esa persona una seguridad de salvación absolutamente falsa porque, en otras palabras, le estamos diciendo ‘depende de vos, vos abrí tu corazón y decile que Jesús venía y Jesús viene y hace todo nuevo’, cuando bíblicamente eso está en las manos del Señor. Y claro que Él nos quiere salvar, pero Él lo hace de diferentes maneras, no lo hace en los tiempos que nosotros determinemos, y ahí es donde entra comprender el nuevo nacimiento para autoexaminarnos, que es algo que también debemos hacer bíblicamente.

Nico: Sí, y obviamente que cuando evangelizamos superficialmente eso no significa que todas las personas van a experimentar una falsa conversión. Hay personas que se salvan incluso cuando predicamos de manera superficial, que vienen, oran con sinceridad y Dios las salva. El problema es que la mayoría de esas personas que vienen no son sinceras. Vienen a buscar a Jesús como quien busca simplemente a alguien, que alivie su vida; vienen porque quieren ser salvados de algo, sea del infierno, sea de un problema de salud, sea de una vida depresiva, sea de un mal matrimonio, sea de la pobreza, lo que sea, pero no vienen porque lo aman y no vienen suplicando misericordia, sino que vienen con una soberbia que no es bíblica. Recuerdo a un evangelista, alguien se le acerca diciendo: ‘¿Cómo puedo hacer para ser salvo?’ Entonces le dice: ‘Bueno, creeme Señor Jesucristo’. ‘¿Y cómo puedo saber que creo?’ ‘Anda a tu casa, busca a Dios hasta encontrarlo, porque Él dijo: ‘El que me busca de todo corazón va a encontrarme”. ‘¿Y cómo voy a saber que lo encuentro?’ ‘Cuando lo encuentres lo vas a saber, porque Él va a venir sobre tu vida con poder y va a hacerte nuevo.’ Y la campaña duró varios días y esta persona volvía cada día, diciendo: ‘Pero oré toda la noche y no pasó nada. Yo no puedo’, el evangelista le decía: ‘Yo no puedo hacer nada por vos, anda a buscar a Dios. La salvación es algo que pertenece a Dios, Él te va a recibir si vos vas a él con sinceridad, examinate a vos mismo; quizás no estás buscándolo con todo tu corazón, quizás estás queriendo entrar por la puerta angosta con ídolos bajo el brazo, como Rebeca’, y así lo hizo durante varios días y nada, y nada, y nada hasta que al final vino y simplemente le dijo: ‘Ya todo pasó, Él vino y su rostro era completamente diferente.’ ¿Cómo predicaba Spurgeon? ¿Cómo predicaba Wesley? Ellos no hacían llamados al frente. ¿Qué no digo? Que esté mal. El problema es que si predicamos superficialmente y convertimos el altar en el lugar mágico donde todo ocurre, podemos engañar a las personas. Ellos tienen que ir y clamar: ‘Señor, haceme nuevo. Señor, convertime. Señor, resucitame.’ Y esperar que Dios lo haga. El prometió hacerlo, si pedimos eso con toda sinceridad, pero ahí es donde nosotros no sabemos quién es sincero y quién no lo es.

Moisés: Sí, creo, Nico, que todo parte de no comprender con profundidad, doctrinas como esta, la del nuevo nacimiento. Creo que en el tiempo que nos queda sería importantísimo, no solo para el que nos escuche y pueda evaluar, como creo que tenemos que hacerlo si realmente hemos nacido de nuevo, sino para aquellos que tenemos el deseo de compartir con otros. Que entendamos también cómo predicar, ¿qué significa? como Jesús lo hizo con Nicodemo, ¿qué significa el nuevo nacimiento?, porque evidentemente hay mucha gente que cree haber nacido de nuevo y hay muchos predicadores, que creemos que han nacido de nuevo, y ambos estamos equivocados. Entonces, ir a la palabra de Dios, creo que es la respuesta, como siempre, a todas nuestras preguntas.

Nico: Vamos a Juan 3 entonces, los minutos que nos queden y tratemos de meditar en lo que pasa ahí. Recordemos que el nuevo nacimiento es una obra que hace Dios por su palabra. En 1 Pedro 1:23 , esto para tenerlo claro una vez más, Pedro dice: “han nacido de nuevo, no de un nacimiento corruptible sino de uno incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. Versículo 95, y esta palabra es el Evangelio que les fue predicado.” Entonces, ¿cómo nacemos de nuevo? Por la palabra. Cuando la palabra de Dios es predicada, Dios manifiesta su poder para dar vida a los muertos. Y vamos a tener un programa más extendido para profundizar en esto, pero por el momento basta decir que este es el medio por el cual una persona nace de nuevo. Vamos a Juan 3:7, veamos las observaciones que nos da el tiempo. Jesús dice a Nicodemo, el maestro de Israel, “les es necesario nacer de nuevo. De hecho, le dice no te asombres de que te haya dicho les es necesario nacer de nuevo.” En el contexto, le dice que si no nacen de nuevo, no pueden ser salvos, no pueden entrar al reino de Dios, y Nicodemo se asombra. Y le resulta extraño el lenguaje de Jesús. Jesús puso el nuevo nacimiento como condición para entrar al reino de Dios. Versículo 3, “en verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.” Versículo 5, “en verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del espíritu no puede entrar en el reino de Dios.” No podemos ver el reino de Dios, no podemos entrar al reino de Dios si no nacemos de nuevo. Y Nicodemo se sorprende. Jesús le dice no te sorprendas de que te diga les es necesario. Entonces, el nuevo nacimiento es una necesidad para entrar al reino de Dios. La primera pregunta que tenemos que hacernos Moi, y que invitamos a nuestra audiencia a hacer es esta: ¿cuánto se predica hoy del nuevo nacimiento? Porque si nacer de nuevo es necesario para entrar al reino de Dios, se predica de esto. ¿Estamos hablando del nuevo nacimiento a las personas? ¿Estamos diciendo como Jesús? Porque Jesús estaba evangelizando a Nicodemo, Jesús estaba evangelizando a un falso pastor acá, a un falso maestro de Israel, y le dice ‘tenés que nacer de nuevo’, y Nicodemo ni siquiera entiende lo que Jesús le dice. Las preguntas que tenemos que hacernos son: ¿es algo común para nosotros el nuevo nacimiento? ¿Lo entendemos? ¿Hemos aprendido la doctrina del nuevo nacimiento? Se nos ha hablado acerca de las características y la necesidad del nuevo nacimiento, ¿lo entendemos bien? Porque si no lo entendemos bien, ¿cómo podemos saber que hemos nacido de nuevo? Si no tenemos forma de examinarnos para saber tal cosa.

Moisés: Qué interesante es, Nico, pensar que todo el tiempo en el Nuevo Testamento somos llamados en las cartas pastorales a examinarnos no solo a nosotros mismos sino también entre hermanos como iglesia. Pero me pienso en muchos de nosotros, por el solo hecho de ir a la iglesia, de un día haberle dicho sí a Jesús ven a mi corazón y esforzarnos por cambiar algunos aspectos de nuestra moralidad, ya nos creemos nacidos de nuevo. Y es muy importante que podamos profundizar, es muy importante que podamos entender que el nuevo nacimiento no es eso que Jesús no se estaba refiriendo a eso porque en cierta manera, si se hubiese referido a eso, no se lo hubiese dicho a Nicodemo como le dijo luego, vos no lo entendés Nicodemo, siendo maestro de la ley…, porque Nicodemo cumplía con esos requisitos. Nicodemo supuestamente era moral, mucho más que los morales, era un hombre que cumplía, que enseñaba, que era…

Nico: intachable según la ley.

Moisés: Entonces, Nicodemo cumplía con nuestros estándares, pero no con los del Señor, que al mismo tiempo son más simples porque no dependen de nosotros, dependen de Él, pero son tan profundos a la vez porque escapan absolutamente de nuestro control. No es algo que nosotros hagamos. Perdóname y termino con la idea, Nico, me viene esto de decir, en nosotros tiene que arder una desesperación, mostrame, Señor, revélate a mi vida. No sé si he nacido de nuevo, pero quiero aprender. Estoy desesperado, quiero vivir esa experiencia que vos le dijiste a Nicodemo que era necesaria porque si no, literalmente, nos quedamos fuera pensando que estamos dentro.

Nico: Wow, y lo que decís, Moi, es muy pertinente porque Nicodemo era irreprensible, como Pablo cuando era Saulo. En Filipenses 3, él dice: ‘Yo era fariseo de fariseos en cuanto a la ley, irreprensible.’ No había nada que decirle, no tenías de dónde agarrarlo. ‘Irreprensible’ significa que no tenés de dónde agarrarlo. No había qué se pudiera decir de él. Y sin embargo, él no conocía a Jesús, él perseguía la iglesia, él no había nacido de nuevo. Cuando él se bautiza, tiene que buscar la reconciliación con Dios. Anda, bautízate y lava tus pecados invocando tu nombre, le dijo a Ananías. Él no había sido perdonado, Nicodemo tampoco. Y podemos ser totalmente morales y no ser salvos. ¿Recordá 1 Corintios capítulo 13? ‘Podría dar todos mis bienes a los pobres, podría entregar mi cuerpo para ser quemado, y hacerlo sin amor. Y si no tengo amor, de nada me sirve.’ Entonces, si predicamos el nuevo nacimiento, estamos sacando el foco de la moralidad. No te pregunto si sos moral, ¿naciste de nuevo? ¿Dios te levantó de entre los muertos por su poder? Esa pregunta nos tiene que hacer temblar. ¿Cuántos pastores hoy son tan morales como Nicodemo? ¿Cuántos cristianos son tan morales como Nicodemo? Jesús no se impresionaba por la moralidad. De hecho, los judíos tenían una idea del nuevo nacimiento. Ellos tenían el término nuevo nacimiento en su folclore. Pero para ellos, nacer de nuevo era convertirte en judío. Tomar la decisión de convertirte en judío y, a partir de ahí, someterte a la Torah y a la sinagoga, guardar el Shabbat y todo lo demás. Era inconcebible para ellos pensar en ser nuevas criaturas, un cambio de su naturaleza. Eso no entraba en su religión.

Moisés: Es como hoy nos pasa, ¿no, Nico? Para nosotros, nacer de nuevo es adoptar un nuevo modo de vida que, bueno, por lo que estamos hablando en gran parte, depende de nuestro esfuerzo. Y ahora estamos aprendiendo que no es así, ¿no? Nacer de nuevo es algo que está en las manos del Señor, y con desesperación, tenemos que someternos a esta verdad, buscarla y anhelarla.

Nico: Y eso es lo que Jesús dice en el versículo 6. Entonces, primero, observación, versículos 7: el nuevo nacimiento es necesario. Segunda observación, versículos 3 y 5: si no nacemos de nuevo, no podemos ser salvos, no entramos en el reino de Dios. Tercera observación versículo 6: lo que ha nacido de la carne, carne es, y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es. El nuevo nacimiento es un cambio de naturaleza; pasamos de ser carnales a ser espirituales cuando nacemos. Nacemos de la carne, y lo que ha nacido de carne, carne es, y sabemos que la carne, Romanos 8, es enemiga de Dios y no se sujeta a Dios, ni tampoco puede. Pablo dice: ‘Los designios de la carne son enemistad contra Dios y no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden.’ En Romanos 7, Pablo que retrata a una persona que ha sido despertada por la verdad pero que todavía no ha nacido de nuevo. Él dice: ‘Yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago no lo entiendo, dice, porque el bien que quiero hacer no lo hago, sino el mal que aborrezco, eso hago ¡Ay de mí! ¿Quién me liberará de este cuerpo de muerte?’ El hombre carnal no puede obedecer a Dios, no le es posible. Entonces, Jesús dice: ‘Necesitas nacer del Espíritu.’ En otras palabras, “Nicodemo, te hablo de un nuevo nacimiento de manera literal y espiritual. No pienses en las cosas humanas, Nicodemo. No pienses en ‘tengo que esforzarme más, tengo que hacer cambios, tengo que usar mi voluntad, tengo que ponerme las pilas, tengo que tomar decisiones.’ No, te hablo de que necesitas una nueva naturaleza. Eso significa nuevas inclinaciones, que seas cambiado, que tu programación interna sea cambiada.” En las palabras del nuevo pacto en Jeremías 31 y 32, Él dice: ‘Escribiré mi ley en sus corazones y en su mente las escribiré.’ No tablas que tratar de obedecer yo en mi humanidad, sino que esa ley se escriba en mi corazón y ahora sea mi corazón. Justamente mi naturaleza, mi programación, mi instinto, mi inclinación espontánea a amar y obedecer a Dios y aborrecer y alejarme del pecado. Moisés: Y eso único ocurre únicamente a través del poder de Dios que llega a nosotros a través de su palabra. Creo que volver a pisar eso nos va a despertar una desesperación por encontrar al Señor a través de su palabra y que esa vida, ese poder, esa experiencia con el Espíritu Santo, revelándonos la verdad de Cristo, sea nuestra, ¿no?. Nos llene de hambre, de celo por buscar ese nuevo nacimiento, esa experiencia que mientras vos hablaba pensaba los que por tanto tiempo buscamos experiencias con el Espíritu Santo y que Dios me hable y que… ¡es esto!, esta es la experiencia que debemos anhelar con desesperación. Todo comienza acá, este es el verdadero poder de Dios obrando en nosotros y es a través del evangelio, es a través de su palabra y hasta que eso no ocurra y no seamos espirituales no podremos entender la verdad de Dios porque Jesús dijo: ‘Mis palabras son espíritu y son vida’ y estamos tan lejos a veces como iglesia. ¿Por qué? Porque no podemos entenderlo porque lo carnal y lo espiritual no pueden convivir.

Nico: ¡Oh sí, exactamente Moi!, es que la gran comisión es una obra sobrenatural, no es difícil, es imposible; solo Dios puede hacerlo. una vez más, somos como Ezequiel predicando en un cementerio de huesos secos. Y eso es, vamos al cuarto punto: primer punto, necesitamos nacer de nuevo; segundo punto, eso es necesario para la salvación; tercer punto, es un cambio de naturaleza; y cuarto punto, entonces, versículo 8, “el viento sopla de donde quiere y oye su sonido, pero no sabes de dónde viene y a dónde va. Así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Esta es una referencia a Ezequiel 37, que vimos en el programa pasado, “profetiza hijo de hombre”, le dice el Señor a Ezequiel y di: “huesos muertos vivan.” Entonces él escuchó un viento que soplaba, era el Espíritu Santo, y entonces él dice y aquí tendones sobre los huesos y aquí carne, y de pronto un ejército en pie. ¡oh wow!, es eso mismo, Jesús está haciendo referencia a Ezequiel 37. El Espíritu Santo es el viento del poder de Dios; eso está diciendo. Y vos no controlas al viento, Nicodemo, el viento sopla de donde quiere. Vos oís sus sonidos pero no sabes de dónde viene y a dónde va. Vos no podés decirle hacé que esta persona nazca de nuevo, Nicodemo. Vos no podés al predicar, Nicodemo, ordenarle al Señor quién tiene que nacer de nuevo. Él hace nacer de nuevo a quien Él quiere. Las condiciones están claras: arrepentimiento y fe. ¿No es cierto? Él quiere que todos nazcan de nuevo, pero Él es soberano respecto a los requisitos del nuevo nacimiento: arrepentimiento y fe. Y es lo mismo para nosotros mismos. Nicodemo, vos no puedes obligar al espíritu a levantarte de entre los muertos. Es algo que suplicamos, es algo que rogamos, es algo que pedimos; no es algo que hacemos. Eso es tan importante, lo vuelvo a decir Moi, es algo que recibimos, es algo que suplicamos, es algo que imploramos; no es algo que hacemos, es: “Espíritu Santo, crea en mí un corazón recto” Pero, ¿Él tiene el derecho de responder esa oración o no? “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, Salmo 51. Si vamos con este corazón humillado diciendo Señor, nada traigo en mis manos, yo no puedo obedecerte. Aparte de tu socorro y tu poder, yo no tengo nada que hacer más que añadir pecado a mi pecado. Soy un esclavo del pecado. Señor, vení y haceme nuevo. Reconozco que soy tan inútil que necesito nacer de nuevo. ¡Ah!, ahí sí, el Señor va a venir. Pero como predicadores tenemos que, siguiendo a Jesús acá, llevar a las personas a ese punto de la desesperación. Nicodemo estaba desesperado, ¿cómo puede hacerse esto? ¿Cómo puede un hombre viejo nacer de nuevo? Nicodemo, no me estás entendiendo; el viento sopla de donde quiere. Oh, Moi qué importante es esto.

Moisés: Me viene, Nico, pensar y desafiarnos y desafiar a quien nos escucha no, no es posible si no somos expuestos a lo que es el Evangelio. Busquemos con desesperación ser expuestos a la verdad. Busquemos con desesperación escuchar y leer y entender y buscar la verdad del Evangelio. Pienso en 2 Corintios, en el capítulo 5, cuando Pablo explica y él dice: “de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, todo es hecho nuevo.” No está hablando de nuestro comportamiento, nuestra moralidad; está hablando de una nueva vida.

Nico: No es poesía.

Moisés: Que evidentemente no fue mi esfuerzo, no fue producto de que, “yo quise cambiar, yo quise dejar de ser esto para hacer esto, yo quise dejar de ser pagano para ser judío, dejar de ser un pecador para empezar a ir a la iglesia.” No,  es algo mucho más profundo que viene del Señor y viene únicamente cuando somos expuestos al poder de su verdad, y el poder de su verdad es el Evangelio. Entonces está en el Evangelio. Ahí es donde volvemos al primer punto que venimos tratando en varios programas, ¿no? Y qué maravilloso, Nico, cuánta desesperación produce en mí mismo por mí, por mi familia, mis hijos, y pienso en tanta gente que conozco. Decir, corramos a los pies de la palabra del Señor, corramos, busquemos a alguien que nos predique el verdadero Evangelio, basta de superficialidades, basta de cosas vanas, basta de entenderlo o buscar lo que queremos escuchar y profundicemos.

Nico: ¡Ah, sí! Moi, es lo que decías recién, es que aunque quieras cambiar no podés hacerlo. Lewis dijo: “para darte cuenta con cuán malo sos necesitas hacer una cosa, tratar de ser bueno.” Tratas de guardar la ley. Los judíos no podían hacerlo porque la ley apunta al corazón, amar a Dios con toda la mente, el corazón y la fuerza y el prójimo como uno mismo. Eso es algo del corazón. Después vienen los hechos externos, las obras que resultan de la obediencia a esos mandatos. Pero, ¿qué pasa si no podés guardar la ley? Podés volverla superficial, podés hacer que apunte a lo externo, al comportamiento y no al corazón. Podés decir: “demos nuestros bienes a los pobres y entregamos nuestro cuerpo para ser quemado”, y no añadir: “pero hay que hacerlo con amor porque sin amor no sirve para nada”. Entonces, los judíos sí eran muy celosos, ayunaban, oraban, hacían buenas obras, pero era todo externo, la motivación de ellos no era agradar a Dios, principalmente, el hacer las cosas por temor unos a otros como dice Jesús: “ustedes buscan la gloria uno de otros”. Entonces, se puede ser moral, podés tener todo un sistema religioso, todo un evangelio superficial en donde no se nota que estás muerto, sepulcros blanqueados dice Jesús, están muertos pero están bien pintados, por fuera se ven muy bien. Permitime, nos quedan dos minutos para hacer una quinta observación y es lo que dice Jesús en el libro. Nicodemo, Nicodemo dice en el versículo 9: “¿Cómo puede ser esto?” y Jesús lo reprende en el versículo 10: “Jesús respondió y le dijo: tú eres maestro de Israel y no entiendes estas cosas”. Él lo descalificó, ¿no es cierto? Vos sos maestro de Israel, vos tenés que enseñar a otros la palabra de Dios y ni siquiera la entendés, no leíste en el Ezequiel 36: “les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes”. ¿Qué estás haciendo con tu biblia Nicodemo? ¿Cómo la lees? La estás leyendo a través de los estándares carnales de tu religión, no en los estándares de mi poder. Ni siquiera crees que yo puedo levantar los muertos espirituales,. No crees que yo puedo cortar las ataduras del pecado. No crees que puedo hacer que el pecador sea más blanco que la nieve. No lo crees Nicodemo, no has visto mi poder porque no confías en mí. 

¡Oh Moi!, digo esto con temor y no haciendo otra cosa que parándome en la línea de hombres de Dios que son mil veces más como Jesús que yo y de hombres que a través de la historia han mantenido esta Fe y han creído estas cosas. Pero digo esto con cuidado, con temor, pero creo que tiene que ser dicho. Necesitamos una grieta bíblica entre aquellos que no quieren ser bíblicos y aquellos que quieren ser bíblicos. No estoy hablando de dividir la iglesia, estoy hablando de separar la paja del trigo, el trigo de la cizaña, las cabras de las ovejas. Jesús lo hizo, Jesús lo hizo con los fariseos, Jesús lo hizo con el pueblo de Israel. Él fue claro, Él no engañó a nadie, Él no perdió el tiempo. Entonces tiene que haber una grieta bíblica entre los que quieren ser bíblicos y a los que no les importa la palabra de Dios. Y acá es donde invitamos a nuestra audiencia a preguntarse: ¿sus ministros les han hablado del nuevo nacimiento? ¿Saben de estas cosas o son como Nicodemo? ¿Por qué esto es importante? Fariseos, ciegos, guías de ciegos y si un ciego cae en un hoyo, ¿cómo otro ciego lo va a sacar de ahí? Ni entran ustedes, le dijo Jesús al reino, ni dejan entrar a otros. Entonces esto es muy, muy serio. Martín Lutero tenía un lema que se convirtió en un lema a la reforma y él decía: “Escritura, escritura, dame escritura, me escuchas, escritura”. Muy fuerte lo que decía, pero el punto es: si no me das la biblia y me explicas la biblia y no respondes a la biblia, entonces yo no quiero tener relación con vos. Es fuerte, pero cuando hablamos de la salvación… Moi, si no sabés el nuevo nacimiento, vas a tratar de levantar un muerto con una aspirina y lo vas a hacer. Jesús dijo a los fariseos: “los hacen dos veces hijos del infierno” en Mateo capítulo 23. Le dan una falsa seguridad, eso es tan serio, muy tan serio que no hay palabras para hablar de lo serio que es. Incluso cuando el apóstol Pedro tuvo un pequeño desliz en Gálatas capítulo 2, Pablo se le paró cara a cara y lo reprendió públicamente. Es que no se juega con la salvación.

Moisés: Wow Nico, que fuerte. Es bastante shockeante y pienso en la reacción, pero es la verdad bíblica. y creo que cueste lo que cueste lo tenemos que defender. Así que  animarnos a repasar, a estudiar los conceptos y Dios nos permita seguir profundizando para seguir aprendiendo y dar a conocer su verdad.

Nico: Y por último, si alguien nos escucha y dice, “Yo no nací de nuevo y lo quiero”, recuerden Mateo capítulo 8, el leproso que se acercó, se arrodilló y le dijo, “Señor, si querés, podés sanarme”. Y Jesús le extendió su mano y le dijo, “Quiero, sé sano”. La lepra que tenemos es espiritual. “Jesús, si querés, podés hacerme nuevo”, como en Salmo 51, “Crea en mí, oh Dios, un corazón recto, un corazón puro”. “Señor, si querés, podés levantarme de entre los muertos.” Si lo hacen de todo corazón, busquen a Dios hasta encontrarlo. No pongan un límite de tiempo, busquen a Dios, busquen a Dios.

Moisés: Qué fuerte Nico y qué lindo desafío nos queda para terminar ahora y salir corriendo a buscar al Señor. Y me alegra el corazón, me alegra el corazón, haber compartido este tiempo.

Nico: Sí, fue bueno. Bueno Moisés, hasta el próximo programa.

Moisés: Hasta la próxima.

 

Gracias por habernos acompañado en Mate y charlas de avivamiento, un ministerio de la iglesia Familia de la Gracia. Si deseas comunicarte con nosotros, puedes hacerlo escribiendo al correo electrónico, familiadelagracia.gmail.com. Si desea volver a escuchar este programa y conocer más de nuestros recursos, puede visitar nuestro sitio web, familiadelagracia.org, o buscarnos en Facebook e Instagram como Familia de la Gracia. Nos encontramos en el próximo programa.